Un cuarteto a trío: Urjauzia en el ciclo Jazz de Cerca

La sala Rock&Blues de Zaragoza acogió la noche del domingo 7 de enero un concierto de la gira del disco Urjauzia, el proyecto a cuarteto que lideran los alaveses Adrián Fernández (guitarra) e Íñigo Ruiz de Gordejuela (piano). Por cuestiones de salud, el pianista no pudo estar presente, así que los temas se defendieron a trío. A pesar de ello, este recital gratuito del ciclo Jazz de Cerca fue acogido con calidez en un local abarrotado.

Urjauzia es un disco que suena a jazz contemporáneo, a folclore, a rock. Se grabó en 2017 en Sonora Estudios con Adrián Fernández a la guitarra, Íñigo Ruiz de Gordejuela al piano, Noam Israeli a la batería y James Heazlewood al contrabajo, pero en esta ocasión las baquetas las lleva Rodrigo Ballesteros y el double bass corre a cargo de Javier Callén.

Una de las cosas buenas del jazz es su promiscuidad: puedes tocar cualquier canción en cualquier parte con cualquier músico. Esa flexibilidad permite que los temas de Urjauzia se toquen con músicos distintos a los que cocinaron el disco y, más difícil todavía, que se hagan con tres instrumentistas en lugar de con cuatro. Lo dice el guitarra al comienzo del concierto: «Disfrutamos llevando los temas a otros lugares». Fernández disculpa a su compañero y advierte de que no van a poder tocar el disco completo sin piano, por lo que han incluido otras piezas en el set.

Aunque el primer tema suena tímido, el trío forja un sonido más estable conforme avanza el concierto. Fernández es autor de casi todo lo que van a tocar, así que hace de guía marcando entradas y conduciendo melodías. Este guitarrista de Vitoria contrasta líneas melódicas muy cantables con solos en los que escupe escalas a velocidad de vértigo, todo ello de una forma muy musical. Cuando se queda solo en la intro de Como Nunca los ruidos de la barra del Rock&Blues se amortiguan ante su delicadeza.

Es otra balada, Poinciana (Nat Simon), la que se lleva el aplauso más cálido. En esta canción, de feeling latino es en la que el grupo se muestra más expresivo. Ballesteros cambia las baquetas por las mazas y el sonido que se crea es tan envolvente que, al oírse la campana de la propina de la barra, suena como si fuese parte de la canción.

El trío cierra el concierto con el tema El que la sigue la consigue, el octavo del disco, protagonizado por ostinatos rítmicos que pasan del contrabajo a la batería. Los tres instrumentistas terminan tocando el mismo motivo y así acaba la carrera de fondo: reinventar un disco en directo con un músico menos.

Los culpables de lograr algo así han sido los tres artistas en escena, en especial un Adrián Fernández que lidera en todo momento y un Javier Callén que es un coloso del contrabajo, no solo porque mide lo mismo que el instrumento, sino porque su sonido y articulación son impecables. Callén se adueña de todos sus solos, entrando a improvisar de una forma muy orgánica, a veces a través de algo tan sencillo como repetir el mismo motivo en diferentes alturas.

En menos de dos horas han demostrado que donde suenan cuatro, suenan tres.

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